Tras algunos días comiendo comida decorosa pero poco memorable en un hotel de playa o en las palapas, quisimos probar algo mejor. A 20 minutos de playa Chachalacas está este taller gastronómico, que aparecía en TripAdvisor como comida fusión.
No sé si realmente corresponda a esa categoría, pues la carta es muy clásica y sin grandes experimentos: ensaladas, pastas, pollo, pescado, carne, pizza. Ahora bien, todos los platillos que pedimos estaban deliciosos (no lo digo sólo yo, sino mis hijas que no se dejan convencer fácilmente).
La ensalada del huerto, abundante y fresca; el alambre de arrachera, muy jugoso; las pizzas, de pasta delgada y de tamaño más que generoso (aunque la de tres quesos tenía quizá... demasiado queso). El servicio, impecable, muy atento. Los precios, más que razonables (entre 150 y 200 por persona, incluyendo bebidas). No dudamos en recorrer la misma distancia al día siguiente, y le dejo la última palabra a mi hija menor "Si este restaurante estuviera cerca de casa, seguro regresaría muy seguido."
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