Estuve en este hotel en octubre del 2004. Lo primero que salta a la vista es que el hotel es azul: azul intenso por fuera y dentro con tonos suaves de azul clarito. La recepción me hizo pensar en las películas de los años 20, el estilo, los colores, los relojes marcando la hora de diferentes sitios, mucha clase.
La noche de mi llegada cené en el patio del restaurante debajo del hotel al son de la música de Grace Evora y otros.
La habitación limpia y cómoda. La ubicación del hotel ideal, está en el centro y te permite descubrir todos los sitios a pie, también el ferry a Santo Antao. El personal del hotel muy amable. Me organizaron una excursión por la isla con un taxista que salió muy bien de precio y he podido ver sitios únicos.