La entrada es espectacular, árboles enormes te dan la bienvenida, la foto del recuerdo en el camino de la entrada es imperdible. Llegando te recibe la calidez de su gente y las instalaciones tipo arte mexicano, fresco y que te invita al descanso.
Cuenta con un bar accesible y restaurante con buen sazón. los fines de semana regulamente hay música en vivo (piano) y se disfruta la comida con vista frente al mar.
Las habitaciones son sencillas, no de lujo, ni pretenciosas, pero no necesitas más, en verdad el protagonista de este hotel es la vista y que a pasos del mismo puedes ir caminando a la playa y admirar su amanecer, meterte en la tarde o disfrutar el enorme paisaje de estrellas sobre tu cabeza... con una fogata. Uno de mis mejores hoteles en San Quintín. Bien vale la pena. La red de wifi es un poco lenta, pero la idea es alejarte del vaivén de la ciudad y aquí encuentras muchas posibilidades de disfrutar en todos sentidos; desde un viaje de trabajo, amigos, familia y pareja. No cuenta con alberca, pero frente a ti se encuentra la playa enorme y fresca. ideal para verano y semana santa