El hotel es encantador y el personal muy amable y dispuesto a apoyar en lo que se requiera. En un hotel ideal para vivir la experiencia de Lagos como pueblo mágico. Dormirse temprano y levantarse igual, porque las campanadas de la Parroquia tañen para Misa de 7 y se escuchan perfectamente. También la luz del sol entra a la habitación por la mañana. Hay que tener en cuenta que el hotel es una casa vieja, muy bien adaptada, pero con algunos inconvenientes de su antigüedad. Vale la pena la experiencia.