El hotel tiene muchos detalles bonitos, y todo en la estadía fue encantador, incluyendo la amabilidad y el servicio del staff.
La habitación es cómoda y bien equipada. Y, como todas, tiene una vista increíble. Usamos el hogar a leña, y fue un placer sin una pizca de humo.
El desayuno continental (incluido) está bastante bien, y las opciones a la carta ricas y a precio razonable.
Leí algunos comentarios respecto del agua caliente, pero nosotros no tuvimos ningún problema y nos funcionó perfecto.

Definitivamente el lugar ideal para visitar en pareja.

Aunque en general nos gustó mucho, hay algunos detalles a consierar:
- El estacionamiento tiene lugar para 7 u 8 autos, y el hotel 14 habitaciones. Si se llena, tienes que dejar tu auto en la calle.
- Aunque a nosotros no nos incomodó, se escucha bastante de las habitaciones contiguas y si (como en nuestro caso) estás debajo del restaurante, también se escuchan los ruidos de mesas y sillas.
- La Jr. Suite que tomamos (Alondra) era cómoda y acogedora, aunque bastante pequeña, al igual que la terraza. Vale la pena ver otras opciones al hacer el check-in.

La atención a la llegada y durante la estadía fué muy buena. La habitación es amplia y preciosa, la vista al paisaje de la Cuenca del Lago de Pátzcuaro espectacular; la cena y desayuno muy recomendables y asequibles: buena relación calidad/precio.

Disfrutarás de un ambiente romántico, una vista increíble para apreciar el atardecer y tomar una copia de vino en la terraza.
Sin duda te quedarán ganas de regresar una vez más como nos ha sucedido a nosotros.