Mi esposa y yo esperábamos un lugar lejos del ruido y para realmente relajarnos y descansar, pero este pequeño hotel fue una gran sorpresa. La alberca es pequeña pero climatizada y agradable. El jardín es excelente para pasar una tarde tranquila con una copa de vino. El personal da ese pasito extra que siempre se agradece. El hotel ofrece café, jugo y unas tradicionales campechanas para desayunar. En nuestro caso, la ausencia de tv con cable o wifi en el cuarto no fue para nada un inconveniente, ya que buscábamos un lugar así, como una pequeña cabaña, y el wifi lo usábamos en el patio y la alberca, donde si hay cobertura. El diseño de los espacios está muy bien cuidado. La cama, comodisima, y el cuarto siempre limpio y perfectamente ordenado con toallas frescas.