Acabamos de volver de nuestras terceras vacaciones en Casa de Mita y fueron fabulosas nuevamente. Hermosa ubicación justo sobre la playa, hermosas habitaciones, servicio inmejorable, excelente comida... el paraíso en la tierra. Decidimos no hacer prácticamente nada más que pasar recostados y leer libros, caminar por la playa, descansar en las reposeras a la sombra: totalmente relajante. El personal es tan bueno: son cálidos, amables, atentos, pero no son entrometidos, amigables pero no de forma excesiva. Está dentro de los más costosos, pero es un lugar en el que sabemos que podemos contar para un maravilloso escape del inverno neoyorquino.