Mi esposo y yo elegimos este Hotel para escaparnos de las vacaciones convencionales, lugares con exceso de gente y ruido, y lo encontramos! Verana ha sido una experiencia increíble.
Para llegar a Verana se debe tomar una lancha (privada del Hotel, pero no es obligatorio, uno puede usar los taxis botes, aunque es más recomendable hacerlo con el Hotel porque ellos realmente están al pendiente de los huéspedes y maletas sobre todo!). Desde el momento en que nos recibieron en el muelle de Boca de Tomatlán, donde la gente es muy agradable, comenzamos a relajarnos y disfrutar. El viaje dura mas o menos media hora, pero si fuera más tiempo valdría la pena! Llegamos directamente al muelle privado del Hotel, donde habían varias personas esperándonos para ayudarnos a desembarcar y nos dieron la mejor bienvenida que uno puede esperar, realmente nos hicieron sentir especiales!!! Si estás acostumbrado a cargar tu mochila o bolsa, aquí no te dejarán hacerlo! porque para comodidad nuestra (y que bueno que lo hicieron!) todo el equipaje se lleva al Hotel en mulas, y también nosotros podíamos haber pedido viajar en ellas, pero preferimos caminar.
En el primer punto nos dejaron tomarnos unos minutos de respiro, ideal para luego de viaje en lancha, y seguimos el camino hacia arriba de la montaña, caminamos por un pequeño sendero de piedras, rodeados de selva, donde uno puede ver y oír pájaros y otros animalitos, y realmente uno no espera encontrarse con un Hotel bellamente cuidado, con jardines y casitas distribuidas en medio del cerro, después de pasar por una selva enmarañada. Pero así fue! llegamos al restaurante donde nos esperaban con bebidas refrescantes y toallas frías aromatizadas de esencias relajantes.
Después de dejarnos unos minutos para disfrutar de la primera vista hacia la bahía de Yelapa, nos acompañaron a nuestra casa, donde encontramos nuestro equipaje. Nos quedamos en el Studio, es una suite con cama king que está rodeada de ventanales que van del techo al piso y que está prácticamente colgada de esa parte del cerro, si bien uno puede pensar que al tener tantos ventanales, se podría perder intimidad, es increíble ver la forma en que fueron diseñadas las casas (tuvimos oportunidad de ver otras mas) porque son muy abiertas pero al estar rodeadas de jardines, selva e ideadas con tanto ingenio y creatividad, que uno se siente muy a gusto y libre estando en ellas.
No quiero hacer un comentario interminable, pero hay tanto para contar.... las comidas excelentes, las clases de cocina!!! las actividades súper divertidas, el Spa!!! no sabría por donde seguir.
Verana es un lugar mágico, su gente es muy fresca y relajada, y eso nos hizo sentir a nosotros relajados, todos los detalles se cuidan con esmero y cuando algo falta (como en todos lados, algo se puede escapar), la respuesta de su staff es rápida y amable, no hay un no para ellos, o no lo hubo para nosotros! Nos sentimos apapachados y cuidados, gracias!!!