Siento que la mayoria de mis experiencias en hoteleria y hoapedaje han sido positivas pero acá literalmente fueron la milla extra. El día que llegamos llegamos muchas horas antes del check-in y nos guardaron las maletas para poder ir a recorrer sin el peso extra.
Además bookeamos el tour del amanecer en Tikal para el día siguiente y nos ofrecieron empacarnos un desayuno express para llevar al tour y es mucho más de lo que cualquier hotel hubiese hecho en mi país en la misma situación. Siempre nos ayudaron a orientarnos y cualquier duda y la atención del hotel en general fue increíble y de la comida no tengo queja alguna.

Las áreas de comedor exteriores son agradables y con una buena vista al lago, creo que es lo mejor del hotel, las y los meseros son atentos. Vale la pena desayunar o cenar ahí, el ambiente es relajante y la vista linda.
Leí buenas opiniones, sin embargo, el hotel está muy descuidados, en la habitación el mobiliario es viejo y falto de mantenimiento, no hay ni silla ni banco para sentarse, salvo la cama, cuyo colchón es viejo y desvencijado. El clóset rudimentario y aunque hay un tubo no se puede colgar la ropa, simplemente no hay espacio, la limpieza deficiente, las toallas estaban tal cual las dejábamos antes de salir. La alberca sirve para refrescarse, no se puede nadar y el agua es muy fría. El jacuzzi tiene el agua templada (una sola noche nos toco caliente) pero está muy sucio. Creo que, si tienes muchos paseos de día completo y llegas exhausta (o) sólo a dormir, está bien.

El restaurante cuenta con un buen servicio, una excelente vista hacia el lago peten Itza, y la comida muy rica.
La comida muy saludable, los refrescos naturales, la infraestructura muy bonita y agradable