Desde nuestra llegada todo fue mal. Entramos en la habitación a las 15:30 porque no estaba preparada. Comimos en el restaurante del complejo y nos pusieron platos diferentes a lo que aparecían en la carta, cuando se lo comunicamos al camarero nos puso una bandeja para llevar con aquello que faltaba...
Nuestro alojamiento pese avisar que íbamos con 2 niños pequeños en las observaciones, tenía una subida de escaleras que evidentemente no podíamos hacer si no los cogíamos en peso. Se veía en el suelo perfectamente los "restregones " y suciedad de la fregona.
Reservamos en el Spa (gratuito) pero nos encontramos con unas instalaciones frías donde el mismo socorrista iba con 2 capas de ropa para sobrellevar la sensación térmica.
La guinda de nuestro fin de semana fue utilizar el ascensor a las 8 de la tarde y quedarnos encerrados durante 10 minutos. Mi mujer que sufre de ansiedad tuvo que ir al centro de salud cuando nos sacaron.
Para terminar nos dijeron que el check-out se realizaba a las 10 de la mañana bajo amenaza de que se paga un suplemento, si no se abandonaban las instalaciones.
La utilización de hasta 3 tarjetas para acceder a los distintos espacios (spa, gimnasio y alojamiento) no resulta práctico, con lo que consiguen que no apetezca directamente usarlo.
En definitiva una experiencia mala de un fin de semana que íbamos para descansar y desconectar.