Nos alojamos en este hotel en diciembre pasado (en la semana de los puentes) y quedamos contentos con la experiencia que nos ofreció. Tiene muy buena ubicación, pues está cerca de muchas atracciones turísticas, y por la noche es una zona supertranquila, que es lo que buscábamos también. Además tiene muy cerca una boca de metro (Rector St, Línea 1) y puedes plantarte en Times Square en unos 25 min. aprox.

En cuanto al hotel en si, en general todo muy correcto. La habitación no era grande, pero tampoco excesivamente pequeña: pudimos dejar las tres maletas grandes que traíamos en el suelo sin estorbar el paso. Un armario un poco más grande hubiera estado bien. Tenía cafetera con sus cápsulas, azúcar y vasos. Baño relativamente pequeño pero completo. Limpiaban y reponían todo cada dos días. Por poner “un pero”, aunque es algo subjetivo, quitaría la moqueta del suelo y pondría otro material más fácil de limpiar y más higiénico.

Tema ascensores: es posible que fuera suerte, pero salvo una vez que tuvimos que esperar cerca de 10 minutos para bajar desde la planta 26 en la que nos hospedábamos, no tuvimos mayores problemas ni esperas. Si es verdad que uno de los ascensores parecía estar siempre ocupado por el personal del servicio de habitaciones o de mantenimiento.

Quiero destacar también el tema de la recepción. El sitio de dicha recepción era bastante pequeño (poco funcional, con una columna delante), pero nunca vimos al salir y entrar diariamente colas de gente para ser atendida. Nosotros fuimos atendidos 4 veces (entrada, salida, y dos veces más) y siempre fue rápido. De las 4 veces, sólo en dos había personal para atendernos en español. Recuerdo que la tarde anterior al día de nuestra salida, nos atendió en español un chico (latino) muy agradable que nos explicó fenomenalmente todas las consultas que le hicimos y nos reservó un taxi para el trayecto del día siguiente hasta el aeropuerto.

En definitiva, creo que este hotel es una buena opción para alojarse en Manhattan.