Estupenda atención por parte del propietario y comida buenísima. Las croquetas, de escándalo y las cebollas rellenas de bonito, porque jamás había probado nada igual de rico.
Con todos los sitios que hay en Asturias, repetimos dos veces y volveremos a hacerlo cuando regresemos.
Sin duda lo mejor de todo, el trato cercano y la amabilidad no solo con los adultos, sino con los tres jóvenes que iban con nosotros. Limpieza, sitio agradable, comida a la altura y medidas COVID que te hacen sentir seguro. Así, ¡da gusto ir a comer!
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