Hace años había ido a este lugar y si bien no me atrae mucho su concepto vegetariano, la experiencia habia sido buena. Volví y que malo es.
Tardaron en darnos la mesa, a pesar de que nos indicaron que ya estaba (detalle menor)
Cuando pedimos, nos tomaron la orden y al cabo de un rato vino el mesero a decir que algunos de los pedidos que solicitamos no estaban disponibles porque ¡se les había acabado el gas! De verdad.
Total, como ibamos entre amigos (la reunión era más importante) algunos cambiaron la orden y listo.
El café bastante frío. No se si también por el gas.
Cuando quise ir al baño, éste esta en malas condiciones, no corresponde a la clentela que quiere atender, bastante malo y ¡sin agua!
Total que más tarde llegó el gas y pasaron la manguera por un costado y se llenó todo del aroma, aunque era natural y lo tomamos con sentido del humor, pero es inconcebible.
Fatal.
Al final lo único bueno fue que amablemente nos abrieron el estacionamiento (cerraba a las 8pm y salimos como 9:30pm), si no se queda el coche adentro.