Conocí este hotel a inicios del año 2000 cuando aún tenía la administración del dueño fundador (q.e.p.d.); en aquella época era uno de los únicos hoteles respetables con shows de artistas por la tarde-noche, cenas hasta las 01:00 a.m., una impecable presentación de la habitación, etc.
Hoy en día la presentación del lugar deja mucho que pensar, siempre dije que este hotel estaba adelantado a la época; sin embargo, le hace falta mantenimiento: ya no cuenta con puertas en algunas de las habitaciones para la ducha, los accesorios de la habitación bajaron de calidad, las llaves de los grifos en perfecto desuso funcional, cortinas ya con presentación indeseable y un sin fin de detalles que te harán querer salir enseguida de allí.
El precio que pagas no es lo que debería, no recomendable para negocios ya qué hay infestaciones de mosquitos tanto en el bar como en algunos sectores del hotel. Esta muy cerca del recinto de los Atlantes de Tula y podría ser una opción si quieres algo que te permita pernoctar únicamente.