Estabamos cerca de Mazunte y quisimos darnos una escapada de una noche para celebrar nuestro aniversario. Este era el hotel más lujoso que encontramos, por lo tanto decidimos hospedarnos ahí.
Afortunadamente hemos tenido la oportunidad de hospedarnos en hoteles boutique en distintos lugares del mundo y por este precio, tenemos buenos puntos de comparación.
La atención personalizada de Salomón fue magnífica, nos atendió muy bien y fue muy amable.
El hotel está en un lugar con una vista espectacular, se oye el mar muy cerquita y la habitación que elegimos (Honey moon) está situada en la parte de arriba, con una terraza de 180 grados.
Desafortunadamente, es en los detalles en donde uno de da cuenta de la calidad de un hotel. Solicitamos late check out y nos lo dieron, pero cobrando una cantidad. La verdad es que en los hoteles de lujo que hemos estado, el “consentir” al cliente siempre es una prioridad, en lugar de cobrar.
La recámara de tenía varios detalles de descuido y más gusto: clavos salidos en la pared y tornillos en la terraza, el agua de la alberca privada estaba tan turbia que no quisimos meternos, las flores artificiales bastante feas e incluso con la etiqueta puesta, el tapete del baño roto, los ganchos del closet en mal estado, la presión del agua de la regadera muy baja, incluso costaba trabajo quitarse la arena de la playa. El “kit sanitizante” en un envase corriente y un trapo usado…
La comida del restaurante nos pareció buena.
Una estancia bastante regular, para los precios que manejan y sobre todo para un hotel que se hace llamar boutique y de lujo.
En resumen, no volveríamos a hospedarnos ahí.