Este es un hotel sumergido en la selva, literalmente. Debes ser amante de la naturaleza para poder apreciar realmente este lugar. El sonido del mar chochando contra las piedras en la orilla es tan fuerte que te puede arrullar antes de dormir o hasta despertar mientras estás durmiendo. El hotelito es muy amplio, con mucha vegetación, cuenta con muy pocos empleados y todos son multi task, pero aún asi no descuidan el servicio al cliente ni un momento. La comida es riquísima, todo lo que desayunamos y cenamos fue delicioso, de buena calidad y buenas porciones. Tiene acceso a la playa. Lo único es que a mi parecer requiere mayor atención en el mantenimiento preventivo de las habitaciones, pintura, barniz, limpieza profunda de algunas áreas... en la habitación todo funcionó correctamente, pero a la vista si saltan algunos detalles que se pueden mejorar. Tomamos un sesión de spa privada, el jacuzzi es muy pequeño, mucho mas pequeño que una tina de baño y tenía mucho cloro granulado. Chacala es un lugar que debes visitar! conserva todavía la privacidad de un pueblito a la orilla de la playa, la comida es exquisita, la playa muy linda!