El hotel tiene una ubicación privilegiada donde comparte selva y mar. Posee detalles acertados en su diseño que permiten disfrutar de la naturaleza desde cualquier punto del hotel. La atención es excelente así como la comida que ofrecen en el restaurant que tiene una vista espectacular al mar.
El detalle es el poco mantenimiento en sus instalaciones; el esplendor de sus inicios se ve disminuido por el paso del tiempo, las lluvias y la falta de cuidado en las terrazas, la alberca (sucia y con los utensilios de limpieza abandonados alrededor), la pintura y los detalles en madera que se encuentra en casi todo el hotel sin atención. El SPA luce abandonado y sucio.
No hay playa frente al hotel por lo que además de estar en las habitaciones (que son lindas), es una pena que no pueda aprovecharse las áreas comunes del hotel ya que NO invitan a quedarse en ellas porque muchas lucen abandonadas o sucias.
Los precios de las habitaciones y comida son accesibles y la playa de Chacala que está a unos minutos caminando es preciosa con un agua cristalina, y en temporada alta con mucha gente que llega de todos partes en autobuses.