Llegué con mis dos amigas y nos quitó la hielera de unicel que habíamos comprado hacía unos minutos, nos dijo que no podíamos comer nada en el cuarto (ni siquiera tiene restaurant en el hotel y se pone así de pesado). Revisó y juzgó todo lo que llevábamos recién comprado del Oxxo, haciendo incluso comentarios machistas. Nos calló dos de las tres noches que nos hospedamos ahí, todo igualmente con comentarios muy desatinados. La última noche quería sacarnos a la playa, ponernos un petate y dejarnos a expensas de los moscos (si no tolera un poco de ruido el señor, sugerimos que no se dedique a este negocio). Como digo, éramos tres amigas, sí estábamos platicando y riéndonos, pero nada fuera de lo normal, ni siquiera teníamos música por respeto a los demás huéspedes. En el cuarto no dejaron para ninguno de los tres días que estuvimos ahí, shampoo ni jabón, tuvimos que comprarlo. Y, por último, a la hora de reservar el alojamiento, claramente decía que se paga llegando. Guillermo me escribió un día después para pedirme más de 30% por concepto de apartado del espacio. De haber sabido, dejábamos perder la reservación. De verdad que fue una pésima experiencia con él. El lugar muy bonito, conveniente, pero Guillermo hace que la experiencia se pierda. Terrible :(