La pesadilla de cualquier turista: llegar al hotel y que te digan que tu reservación fue cancelada y que el hotel está lleno. Así empezó nuestra pesadilla en el Aamori.
Para nuestro viaje reservamos vía Booking dos meses antes. Alrededor de 20 días antes de nuestro viaje, nos llegó un correo a través de la plataforma de Booking pidiendo el depósito de una noche ($2300) para asegurar la reserva, y posteriormente los datos bancarios. Dos días después hicimos la transferencia y la enviamos al alojamiento contestando al correo. Pensamos que nuestro viaje a la playa estaba reservado y nos quedamos tranquilas.
El día que llegamos a San Agustinillo, alrededor de las 8PM, llegamos al Aamori para encontrar únicamente a un velador, quien nos recibió con cara de confusión. Cuando le dijimos que teníamos una reservación de 6 noches, no supo qué contestar y se fue a atender a otros huéspedes. Nostotras nos quedamos tranquilas en el lobby. Un rato después, el chico regresó para decirnos que el hotel estaba lleno y nuestra reserva había sido cancelada. Parecía una broma. Hablamos con el chico y le explicamos que no podía estar cancelada, que la habíamos hecho mediante Booking y que incluso ya habíamos depositado una noche por adelantado. Él nos enseñó un mensaje de la administradora diciendo que como no habíamos contestado un correo, había cancelado nuestra reserva. Para no hacer el cuento largo, tuvimos que pasar alrededor de 15 minutos discutiendo con el chico para convencerlo de que no podía simplemente botar a un huésped en la calle en un lugar desconocido, y mucho menos después de que este ya había pagado, y que nos comunicara con la encargada (con la que había ya intercambiado por lo menos tres llamadas, pero que no se había dignado a hablar con nosotras y se escudaba en el velador para evitar lidiar con el problema). Cuando por fin logré hablar con ella, le expliqué la situación y le dije que entendía que el hotel estuviera lleno, pero que tenía que darme una solución, al menos consiguiéndome alojamiento para esa anoche. Ella se soltó gritándome y diciendo que ella no había recibido nada, que ella había cancelado la reserva y que hasta que no le mandara las capturas de pantalla no sólo de la transferencia sino del correo que mandé, ella no iba a hacer nada al respecto. Finalmente le mandé las capturas de pantalla solicitadas a través del cel del muchacho (ya que ella nunca me dio su número), y después de marcarme una vez más para gritarme diciendo que por qué medio mandé ese correo, porque ella no tenía nada, por fin me dijo que me iba a conseguir habitación en un hotel cercano, Casa La Ola (una experiencia magnífica, por cierto). Ya cuando nos íbamos, a través del muchacho nos mandó decir que regresáramos al día siguiente para ver los días que faltaban de nuestra reservación, ofreciendo una mejor habitación.
Finalmente, el depósito que habíamos realizado se compensó con una noche en el otro hotel, pero la desagradable experiencia y el mal sabor de boca tardaron un par de días de playa en sanar. Afortunadamente, el otro alojamiento resultó ser maravilloso, y rechazamos la "mejor habitación" del Aamori para el resto de nuestra estadía.