Es un hotel muy familiar que tiene cosas muy buenas y algunas carencias que deben ir solventando. En cuanto a los aspectos positivos cabe destacar la limpieza tanto de las habitaciones como de las zonas comunes, la familiaridad y el trato amable del personal, la situación en la avenida del Ris y muy cerca de la playa, las habitaciones muy amplias y a las que les han hecho un lavado de cara con suelos recién puestos y recién pintadas, la piscina de verano y el chiringuito como lugar muy agradable para tomar algo. Muy respetuosos con las normas covid
Por el covid tenían muchos servicios cerrados: la cafetería y el restaurante y las zonas comunes que pudiera haber junto a recepción. No hay cocina y en el chiringuito sólo ponen algunas cosas para comer y no ponen cafés. El desayuno no es buffet sino que lo servían en mesas y podías repetir de lo que quisieras, así que no estaba mal.
En cuanto a las carencias cabe destacar que la habitación en que estuvimos no estaba climatizada ni los ventanales aislados acústicamente con lo cual por la noche había muchísimo ruido sobre todo el fin de semana de los jóvenes que bajaban a hacer botellón a la playa; la TV era plana pero era tan pequeña que casi no se veía y tan antigua que no toleraba el visionado de los canales HD principales, no hay caja fuerte en la habitación y siendo un sitio de playa viene bien aunque te guardan las cosas en recepción si quieres, y es una pena que no haya más que una silla en la terraza que es bastante amplia y muy agradable.
En general, la estancia fue muy agradable y destacar sobre todo el trato familiar y amable así como lo agradable de las zonas comunes, chiringuito y piscina, pero sujeto claro al buen tiempo que a nosotros nos acompañó los días que estuvimos